lunes, 9 de enero de 2012

VUELO A LA ETERNIDAD




El sol brilla con intensidad en medio de un cielo despejado y nítido.
Las olas chocan con la playa en su afán por alcanzar la arena.
Las nubes no pululan por el ancho mar azul de las alturas.
Tú, ahí sentado, frente al televisor, esperando una oportunidad.
Una oportunidad para entablar una inteligente conversación.
Yo, aquí, en una absurda habitación, esperando el momento.
El momento para poder salir a tu encuentro.
Los dos, pájaros solitarios en busca de un lugar para dos.
Tú y yo.
Suena el aliado teléfono y corro desesperadamente hacia él,
Descuelgo con un fuerte anhelo queriendo coger tu voz.
Bajo la escalera a todo tren, salgo a la libertad de la calle y
Ahí estás, apoyado en nuestro árbol.


Mala cara, ¿qué te pasa?,
 Bronca en casa.
Culpa mía,
soy culpable por quererte,
 por dejarte, por perderte.
Culpa mí.
Ahora sé que aquel maldito día pensabas volver a mí,
Pero ya era tarde para ti,
ya era tarde para mí.
Todo hubiera sido diferente,
mi padre llegó y…
No hablamos, no nos miramos,
no nos encontramos.
Ahora espero que el mar te devuelva,
 te traiga a mí.
¿Por qué no te escuché?
¿Por qué no te supe entender?
El momento ha llegado y, hoy, por fin, estoy junto a ti.
Dos personas se perdieron y
hoy se han vuelto a encontrar.
Tú y yo, unidos al fin,
en un vuelo a la eternidad.

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